El 7 de noviembre de 1992, un sueño se hacía realidad en Puerto Cabello: la profesora Ana de Torrens abría por primera vez las puertas del Colegio Cristóbal Colón, recibiendo con cariño a 40 niños inscritos en la institución que fundaría con esfuerzo, dedicación y una pasión inmensa por la educación. Reconocida en la ciudad por su labor incansable y su vocación inquebrantable, Ana se convirtió en un pilar fundamental para muchas generaciones de estudiantes.
Viuda a los 46 años, la profesora Ana no solo se dedicó a criar a sus cuatro hijos —Anna, Moisés, Ildemaro y Berta—, sino que también puso todo su corazón en la enseñanza. Su entrega como educadora fue total, y con el paso de los años, el colegio que fundó se convirtió en una de las instituciones más importantes de Puerto Cabello, ofreciendo desde educación inicial hasta media general a 695 estudiantes.
A lo largo de su vida, por sus manos pasaron grandes hombres y mujeres que hoy en día siguen honrando su memoria, recordándola siempre como «mi maestra querida». La profesora Ana de Torrens dejó una huella indeleble no solo en las aulas, sino también en la comunidad que la vio como un ejemplo de dedicación, amor y vocación.
El 11 de noviembre de 2019, la profesora Ana falleció, pero su legado sigue vivo en cada rincón de la @uecristobalcolon y en cada uno de los estudiantes que tuvo el privilegio de aprender de ella. Su vida y su obra continúan siendo una inspiración para todos los que la conocieron, y su nombre perdura como sinónimo de entrega y amor por la educación.
En una entrevista, Anna Torrens, hija de la profesora Ana, compartió con emoción que su madre siempre se entregó por completo a la educación y al Colegio Cristóbal Colón. “Fue una maestra con ímpetu y dedicación, siempre con un corazón noble”, comentó. A lo largo de los años, muchos exalumnos del colegio han regresado para recordarla con mucho cariño, destacando la huella que dejó en sus vidas. Para ellos, Cristóbal Colón no es solo una institución educativa, sino un lugar de generaciones que continúan llevando el legado de la profesora Ana, quien con su ejemplo de amor y vocación por la enseñanza, logró formar una verdadera comunidad de aprendizaje.
Por su parte, Ildemaro Torrens, otro de los hijos de la ilustre maestra, también expresó el profundo impacto que su madre tuvo en su vida. “Su vocación al servicio de la educación no solo marcó su vida, sino que también me llevó a seguir sus pasos en el ámbito educativo”, comentó. Según Ildemaro, el legado de su madre permanece intacto, no solo en el colegio, sino en todos aquellos que fueron tocados por su enseñanza y ejemplo de servicio. Su pasión por educar y su dedicación a la formación de jóvenes sigue siendo una inspiración que trasciende generaciones.
Este relato forma parte de un nuevo capítulo de Historias que Inspiran por el periodista Carlos Eduardo Escobar @careduescobar, un homenaje a todas las personas que, como la profesora Ana, dejan una huella perdurable en la sociedad a través de su dedicación y amor por los demás. #SNNV – #7Nov #VenprensaInforma
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