Las informaciones, estadísticas y dramas en torno a los migrantes y refugiados venezolanos no dejan lugar ni para los chistes, digo esto porque de todo hacemos un chiste, pero por resultar particularmente calamitoso esta temática se guarda reserva respecto a consideraciones hechas a la ligera o tomarlas a objeto de jocosidades fuera de lugar dada la carga emotiva que a todos nos toca, independientemente que se hable de las travesías del Tapón del Dairén, del Río Bravo o del paso de los páramos después que se coge camino allende Pamplona en Colombia, ateridos de frío, asustados por las historias de los que han fallecido de hipotermia, por decir lo menos y no entrar en detalles de circunstancias más dantescas.
Las referencias de esas circunstancias, insisto, nada agradables, si bien ensombrecen la acción de gobierno de quienes ostentan el poder como herederos del difunto eterno, no logran opacar las realizaciones, logros y proyección de un significativo número de venezolanos alrededor del mundo en diversas áreas del quehacer humano, incluso en el campo de la política y, por si fuera poco, en el llamado imperio, como lo ha sabido hacerlo la ex reina de belleza venezolana Carmen María Montiel Ávila, @CarmenMaMontiel miss Venezuela 1984, rompiendo un paradigma que muchos han pretendido dar por sentado en el sentido de que la belleza no es compatible con la inteligencia, menos con la determinación que en la arena política se requiere para hacerse con la representación de los votantes.
Luego de superar complicaciones en el seno de su familia, derivadas del comportamiento delincuencial de su cónyuge, quien le hizo la vida de cuadritos a ella y sus hijos, atentando incluso contra su vida y colocándola prácticamente en la indigencia, Carmen María Montiel escaló por mérito propio en el ámbito académico, comunicacional, empresarial y social, ahora lo hace en el campo político, en un esfuerzo que tuvo su origen por lo menos desde hace una década, pues no es la primera vez que resulta elegida candidata por el partido republicano al parlamento de los Estados Unidos, lo cual no es poca cosa, habida cuenta de la gran cantidad de aspirantes que no logran rebasar el filtro que constituyen las primarias y ella lo hizo, no precisamente por su cara bonita, sino por su temple, dotes de liderazgo y, especialmente, por saber interpretar las aspiraciones de los ciudadanos, que como ella, desde Texas, procuran un gobierno poco dado a prácticas desacertadas que han llegado a ser calificadas de tendencia socialista.
Aparejado a la imagen de mujer inmigrante, latina y ahora candidata al Congreso de los Estados Unidos, es posible observar que Carmen María Montiel sobretodo supo aprovechar las oportunidades que “el país más grande del mundo” le ofrece a quien pisa su suelo, en contraste, aquí, por efecto de la demagogia y el legado del difunto eterno son menos las oportunidades que se nos brindan, bien como resultado del control absoluto del juego político bien por efecto de hacerle el juego al régimen desde la oposición. No digo que en Estados Unidos sean blancas palomas, pero al menos Carmen María nos muestra con su trayectoria política que es posible impulsar novedosos proyectos de gobernabilidad, del todo factible, pues los pronósticos serían favorables a la tolda política a la que pertenece, al Partido Republicano, aunque en la calle, dentro y fuera de USA se escucha que el gran ganador será el catire Trump, líder indiscutible de los republicanos.
Por otra parte, Carmen María Montiel vigoriza el ser aguerrido que habita en cada venezolano, especialmente si se encuentra fuera del país, como ocurrió con casi todos nuestros héroes patrios y personalidades que habiendo sido desterrados se crecieron hasta alcanzar notoriedad y acceder a poder político, militar o copar las expectativas en las artes y la literatura, tal vez por eso nuestra ex Miss Venezuela ha dicho que el “sueño americano está vivito y coleando”, para significar lo que es posible lograr cuando uno es el primero que se exige en función de las capacidades que a todos se nos han dado, lo contrario es asumir una posición derrotista, de conformidad, desde la cual es natural hacerse la víctima y echarle la culpa a los demás de los males que se viven. Ánimo, Carmen María Montiel es un ejemplo a seguir. Lo escribo y lo expreso cantando una canción de Naiara llamada Adelante (https://www.youtube.com/watch?v=6awQqiVZK5E) en un futuro muy cercano Dios mediante va para ser representante del Distrito 29 de Texas en el Congreso de Washington, pero estoy seguro que Carmen María lo puede lograr con el apoyo de sus hijos Alexandra Isabel, Carmen María y Juan Diego, que están con ella en todas sus luchas y proyectos de vida. Confío que logrará convertirse en la primera venezolana electa Representante al Congreso de los Estados Unidos.
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