En la Viena de la Belle Époque, los judíos constituyeron el motor intelectual y modernizador, era Viena la capital de un imperio multicultural, plurinacional y multiconfesional, el Imperio Austro Húngaro.
Sin embargo, ya para la época el racismo y el nacionalismo se hacían presentes, el antisemitismo cobraba fuerza y era utilizado como arma política, a todas estas cuestiones se enfrentó y seguramente influyeron a posteriori en el joven de orígen judío Hans Kelsen, se había titulado como Abogado en la Universidad de Viena y mas tarde en la Universidad de Heidelberg bajo la dirección de Georg Jellinek.
Siendo Miembro del Tribunal Constitucional Austríaco le tocó resolver un conflicto de competencia por una laguna legal en torno al divorcio, esto le costó su destitución, luego al llegar el Nazismo al poder abandona Alemania y mas tarde Europa al estallar la II Guerra Mundial.
Para 1935 publica su obra Teoría Pura del Derecho, en la cual destina un capítulo para abordar el tema ideológico, para él era necesario mantener la ciencia jurídica separada de la política ya que hay una amenaza constante de que termine el derecho subordinado a esta.
Se empeñó Hans Kelsen en depurar al derecho de toda ideología política, orientándola hacia la objetividad y precisión ideal de toda ciencia, siendo así, debía conocer su objeto, las ideologías por el contrario encubren la realidad, adecuándola a los intereses de grupos o factores de poder, las ideologías en definitiva emanan de esa voluntad, nunca del conocimiento.
Históricamente el derecho ha llevado consigo una carga ideológica consciente o inconscientemente, es a ello que Kelsen se opone e intenta romper con esa ciencia tradicional del derecho, intenta adoptar esta nueva concepción y para ello era necesaria esa depuración, lo que significó una encrucijada para sus detractores.
Aun en la actualidad el tema ideológico sigue causando cruentos debates, en mayor o menor medida los gobernantes de turno han adaptado a sus proyectos personalistas las Cartas Fundamentales y en general el cuerpo normativo, hemos acudido lamentablemente a una visión cortoplacista en la que se anteponen los proyectos personales ante el interés general.
“La Constitución sirve para todo” señaló José Tadeo Monagas en aquel oscuro periodo, la misma suerte hemos corrido con todos y cada uno de los gobiernos que han regido los destinos de Venezuela y hoy lo vemos de manera exacerbada, no nos hemos consustanciado, identificado con el constitucionalismo y la mayor prueba es que nuestra Carta Fundamental de más larga duración como lo fue la surgida con el Pacto de Punto Fijo, fue pisoteada sin que nadie saliera en su defensa.
Se hace necesario entonces generar conciencia ciudadana, conocer y divulgar los valores que nos identifican, si los desconocemos, difícilmente los llegaremos a querer, sin quererles, difícilmente les defenderemos. Abogado; José Francisco Herrera Landini #Opinión #SNNV #05Oct #VenprensaInforma
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