Edmundo González Urrutia, es un nombre que se ha convertido en sinónimo de cambio y esperanza en la política venezolana. Por ese solo hecho, marca la diferencia. Es así, porque su figura como candidato presidencial encarna las ansias de cambio de un pueblo que se vuelve a las calles, multitudinariamente, en cada aparición pública de María Corina Machado; adicionalmente, su presencia también refleja un hecho sociopolítico inédito en Venezuela que adquiere dimensiones particulares con el elemento espiritual incorporado a su campaña por la líder opositora. González Urrutia representa la voz de un pueblo que ha sido silenciado y marginado por décadas de gobierno autoritario. Su candidatura es un llamado a la acción, un grito de rebeldía contra el statu quo y una oportunidad para que los venezolanos puedan expresar su descontento y su deseo de cambio.
La figura de Edmundo González Urrutia, aunque es un símbolo de la lucha por la democracia y la justicia social, también es un elemento que ha generado controversia y debate, no sólo a nivel personal sino también por presentar propuestas distintas a las de otros líderes políticos en el país. Eso es normal, lo de las propuestas diversas entre líderes políticos, pero en Venezuela hacía rato no lo veíamos con la intensidad que se observa en la actualidad, especialmente el hecho de que todos los partidos de la Plataforma Unitaria Democrática respaldan a González Urrutia, otorgándole un endoso unánime para su candidatura presidencial. En contraste, otros líderes enfrentan o generan divisiones dentro de la oposición. Es una figura emergente con un enfoque específico en la economía, la vuelta a la patria de la diáspora y el respaldo unánime de los partidos opositores, mientras que otros líderes pueden tener agendas más amplias y diversas, pero no el impacto y aceptación de su figura.
Como Edmundo se ha convertido en un Talón de Aquiles para el oficialismo, sus huestes han dirigido críticas hacia el candidato de la oposición. Acusan a González Urrutia de “promover comentarios misóginos, homofóbicos y racistas”, con la clara intención de generar controversia y afectar su imagen. Siendo notorio que el chavismo-madurismo ha lanzado una “guerra sucia” contra el candidato opositor, difundiendo información negativa y creando “fakes” en redes sociales. Estrategia enfocada en erosionar su reputación, que poco efecto ha surtido, entre otras cosas, por el desgaste del discurso o narrativa oficialista y, por supuesto, por la sarta de falsedades que difunden, que se caen por su propio peso.
Edmundo González Urrutia, ha presentado propuestas específicas para abordar la crisis en el país. Algunos de sus enfoques clave son la Recuperación económica, en la que propone reactivar la industria petrolera y establecer programas de financiamiento internacional para atender las necesidades inmediatas y mejorar los servicios públicos; su plan de gobierno busca garantizar la verdadera independencia de los poderes públicos, los derechos humanos y la justicia, que incluye reorganizar el Estado para aumentar la transparencia en el uso de los recursos públicos; se compromete además a facilitar el regreso de exiliados y la liberación de presos políticos, porque su enfoque es restaurar la normalidad democrática y evitar la persecución por pensamientos políticos; y propone también la digitalización de procesos administrativos del Estado (E-Gov) para facilitar el acceso rápido y seguro a los servicios y, muy importante, aboga por el regreso de la meritocracia como parte de su visión de cambio. Es una apuesta por una Venezuela de todos, con énfasis en la recuperación económica, la independencia institucional y la reconciliación, tema este último de por sí polémico.
Por ejemplo, para garantizar la independencia de los poderes públicos, Edmundo propone un proceso transparente y basado en méritos para la selección de jueces, fiscales y otros funcionarios judiciales, lo cual evitaría influencias políticas indebidas en los nombramientos; busca fortalecer la autonomía del Poder Judicial, asegurando que no esté subordinado a intereses partidistas o gubernamentales, lo que incluye la revisión de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia; propone mecanismos de control ciudadano para supervisar el desempeño de los poderes públicos, ello incluye la creación de comités de seguimiento y evaluación; y aboga por una reforma constitucional que garantice la independencia de los poderes y establezca límites claros a la concentración de poder, esta reforma podría incluir cambios en la duración de los cargos y la forma de elección de autoridades. En resumen, su enfoque se centra en la transparencia, la autonomía y la participación ciudadana para preservar la independencia de los poderes públicos.
Para los venezolanos de a pie, la política es más que un conjunto de propuestas y candidatos. Es la lucha diaria por un futuro mejor, por eso la esperanza de superar la crisis y la búsqueda de soluciones a problemas apremiantes encarnada por Edmundo ha adquirido gran significación y sentido entre todos los que habitamos esta tierra de gracia. De ahí que la figura de Edmundo González Urrutia representa esperanza para muchos, su enfoque en la economía y la independencia de poderes resuena en un país agobiado por la hiperinflación y la polarización. Sin embargo, los desafíos son enormes. La crisis humanitaria, la migración forzada y la erosión de las instituciones han dejado cicatrices profundas en la sociedad, que confío, hablando por mí, serán superadas por el gobierno que presidirá el candidato de la oposición.
La oposición, la que llaman auténtica, busca recuperar la democracia y la participación ciudadana y González Urrutia se presenta como un puente hacia ese anhelo, porque su experiencia como diplomático le otorga credibilidad y una perspectiva amplia en asuntos internacionales, esto lo posiciona como un puente entre Venezuela y la comunidad internacional, buscando apoyo y cooperación; por otra parte, cuenta con el respaldo unánime de los partidos opositores, lo que lo convierte en un punto de encuentro para diversas voces, así las cosas, su candidatura a superado divisiones y une fuerzas contra el chavismo; por si fuera poco, su propuesta se centra en la recuperación económica y la independencia de los poderes públicos. Como puente, busca tender lazos entre sectores afectados por la crisis y promover soluciones concretas, entonces no es casualidad que haya manifestado su disposición al diálogo con todas las partes, incluido el chavismo.
Más allá de las propuestas y los candidatos, está la esperanza de un país reconciliado, donde la política sea un instrumento para el bienestar de todos, como lo propone Edmundo y por eso marca la diferencia, porque quienes habitamos esta tierra de gracia merecemos un futuro donde la dignidad y la libertad sean pilares inquebrantables. ¡A Edmundo voy!
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