El Darién es una región selvática y pantanosa ubicada en la frontera entre Colombia y Panamá. Se le conoce como “Tapón” porque interrumpe la que es considerada como la carretera más larga del mundo: la Ruta Panamericana.
Atravesarla supone caminar poco más de 100 kilómetros entre el noreste de Colombia y el suroeste de Panamá. Es el camino de miles de migrantes.
Es Patrimonio de la Humanidad desde 1981, pero hoy es, más que nunca, una ruta de migrantes ilegales del Caribe, Suramérica, Europa, África y Asia que aspiran a llegar hasta países del Norte, como Estados Unidos y Canadá.
Más de 133.000 personas lo cruzaron el año pasado con fines migratorios. Se calcula que cerca de 50.000 nacionales de Haití, Cuba y Venezuela, entre otros, se adentraron en la selva entre enero y junio de este año para llegar a Panamá.
La jungla, una muralla natural de 575.000 hectáreas de vegetación densa, es capaz de convertir el sueño de un migrante en un verdadero “infierno verde”.
El decálogo de los riesgos en el Darién
- Las mafias
Autoridades, migrantes y pobladores locales certifican la presencia en el Darién de grupos criminales de diferente naturaleza. Hay bandas dedicadas al narcotráfico, otras al contrabando y existen guerrilleros y paramilitares.
Estos grupos suelen robar las pertenencias y la comida de los migrantes. Suelen atacar a quienes cruzan el Darién por territorios de su dominio.
- Enfermedades y lesiones
Contraer enfermedades en el Darién puede ser una sentencia de muerte, a kilómetros de distancia de centros asistenciales y poblados.
Las picaduras de mosquitos o insectos capaces de transmitir enfermedades como la malaria o el dengue son un riesgo latente.
Las personas se exponen a lesiones cutáneas por picaduras y a esguinces o fracturas por las extensas caminatas en suelos húmedos y resbaladizos.
El calor, las largas caminatas, la deshidratación y la privación de alimentos pueden derivar en fatiga extrema, hiperventilación, debilidad y fallas cardiorrespiratorias. También, se reportan casos de hipotermia.
El consumo de agua contaminada es causa frecuente de molestias estomacales.
El clima húmedo abre la puerta a resfriados, así como a cortes o raspaduras en extremidades inferiores, a pesar del uso de botas o de ropa adecuada.
Médicos Sin Fronteras también ha advertido de las traumáticas consecuencias psicológicas entre migrantes atendidos tras cruzar el Darién.
3. Los animales
Centenares de especies de animales e insectos habitan la selva del Darién.
Ambientalistas y testigos reportan la existencia de serpientes, alacranes, jaguares, pumas, tigrillos, “manos” o cerdos salvajes, zorros y perros de monte.
Hay arañas de hasta 20 centímetros de tamaño.
El Darién es hogar de la conga, una hormiga gigante cuyo veneno inflama las extremidades, causa fiebre y diarrea, pues contiene una neurotoxina que ataca el sistema nervioso.
Hasta 25% de las plantas y animales del Darién son especies únicas, según expertos.
4. La violencia sexual
Entre 10 y 15 por ciento de los migrantes que atraviesan el Tapón del Darién sufre violencia sexual en ese recorrido, según la Cruz Roja de Panamá.
La organización Médicos Sin Fronteras han documentado hasta 400 casos de abusos sexuales contra migrantes en el Darién desde abril de 2021.
Niños, adolescentes, mujeres y hombres se cuentan entre quienes han sufrido violencia sexual en su recorrido por la selva.
5. Los ríos
Son al menos cuatro ríos que complican el tránsito de personas en esas decenas de kilómetros entre Colombia y Panamá en el Darién.
Sus corrientes pueden tornarse fortísimas en algunos tramos.
Los migrantes suelen cruzarlos a pie o aferrados a una soga.
El más mínimo paso en falso o resbalón puede terminar con la persona arrastrada por la corriente, río abajo.
La temporada de lluvias agrava la fiereza de los caudales.
Hay un cruce que es tan peligroso y donde han fallecido tantas personas que los migrantes y guías lo bautizaron “El Río Muerte”. Es el río Turquesa, donde suelen aparecer los cadáveres de quienes se han ahogado en el Darién.
6. Los “Guías”
Sobran los testimonios de migrantes que contratan a guías, que conocen las vías para transitar y llegar hasta la frontera panameña.
Algunos de ellos dejan varados a los migrantes en algún punto o les dan indicaciones que terminan siendo falsas, como que aguarden en determinado punto por una lancha u otro guía que nunca llegan.
A las personas dedicadas al tráfico de personas en el Darién, se les conoce coloquialmente como “chilingueros”. La mayoría de ellos pertenece a consejos comunitarios y alega que prestan un servicio que no es ilegal.
Autoridades panameñas han denunciado que clanes cobran entre 40 y 50 dólares por migrante que ayudan a cruzar el Darién.
7. La lluvia
Los riesgos del Tapón del Darién empeoran con los chaparrones frecuentes.
Se calcula que en esa selva caen entre 5.000 y 10.000 milímetros de agua al año.
Las lluvias dificultan las largas caminatas, embravecen los ríos, humedecen los suelos y dificultan la visibilidad, así como interrumpen los descansos.
8. Los extravíos
Los extravíos de quienes transitan el Darién sin un guía o con uno sin experiencia pueden trascender de la angustia a la fatalidad.
La tupidez de la selva impide ver dónde nace o se esconde el sol.
Andar allí sin brújula o GPS es imposible, según reportan los migrantes.
Una vegetación tan densa como similar hace que los puntos de referencia sean pocos. Los locales aconsejan no tocar las ropas o pertenencias abandonadas por los migrantes para que sirvan de guía a fin de evitar extravíos o andar en círculo.
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9. La deportación y la espera
Cruzar el Darién no es garantía de ingreso a Panamá, si bien organizaciones de derechos humanos llaman a las autoridades a proteger a migrantes en tránsito.
La deportación es una posibilidad para quienes migran de manera irregular por el Tapón del Darién, si bien el gobierno de Panamá dice garantizar la atención y movilización de centenares de migrantes para que “continúen su camino”.
Además, la espera en cuatro estaciones de recepción migratoria (tres en Panamá y una en Costa Rica) para quienes reportan la desaparición o muerte de un familiar en el Darién puede tomar semanas, sino meses, según testimonios.
En junio, se reportó que 6.500 migrantes habían visto afectado su tránsito y se encontraban varados por efecto de un paro nacional en Panamá.
10. Más fronteras
El camino del migrante que cruza el Darién no termina en Panamá. La mayoría de los casos es de gente que quiere llegar a Estados Unidos y, para hacerlo, siguen su vía por Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México.
Esas naciones demandan visas a venezolanos, por ejemplo. Esa exigencia los lleva a buscar vías ilegales a manos de “coyotes” o traficantes de personas.
El Darién termina siendo el más notorio de otros puntos no menos peligrosos de la migración ilegal en las Américas. La llegada a Estados Unidos sin visas se realiza con tratos ilegales con personas dedicas a la trata de personas (coyotes).
Esa nueva frontera significa atravesar el desierto en Sonora, México, o el río Bravo, en Tamaulipas. Allí, hay riesgo de abusos sexuales, robos, violencia, trata de personas e, incluso, la negación de asilo por el gobierno de Estados Unidos.