Nayib Bukele cumple este 1 de junio cuatro años en la silla presidencial de El Salvador: en el último año, su mandato se ha caracterizado por una afrenta contra las pandillas que ha reducido los niveles de violencia. El gobierno y muchos salvadoreños sostienen que el régimen de excepción en el que se mantiene el país centroamericano ha hecho posible la desarticulación de las maras; otros señalan graves violaciones a derechos humanos en este periodo.
El mandatario sigue siendo visto de reojo por la comunidad internacional que lo ha tachado de autoritario. Sin embargo, en El Salvador, la popularidad de Bukele se compensa con el alto apoyo que reflejan las encuestas de opinión pública.
Bukele entró al poder Ejecutivo en junio de 2019 tras haber ganado la elección presidencial contra los partidos tradicionales ARENA y FMLN. En 2021, la victoria de su partido Nuevas Ideas, en las elecciones legislativas, le permitió tener una cómoda mayoría en el Congreso, con la que fueron destituidos los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y el fiscal general.
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Bajo ese mapa político, el líder salvadoreño ha logrado hacer realidad sus proyectos de gobierno, unos con notable éxito como es el control de los territorios antes dominados por pandillas, y otros con fracasos, como fue la adopción del Bitcoin en un país que aún se rehusa a adoptarlo.
La medida más popular adoptada por el gobierno ha sido la aprobación de un régimen de excepción que ha logrado desarticular a la Mara Salvatrucha y al Barrio 18, y bajar de esa forma la tasa homicida a 7,8 por cada 100.000 habitantes en 2022. Según una encuesta de opinión de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) publicada a finales de marzo de 2023, 8 de cada 10 salvadoreños aprueba la gestión de Bukele en El Salvador. Mientras que el régimen de excepción tiene una aprobación de 7,9.
«Sin duda, el principal pilar que sostiene la popularidad y la buena imagen no solo del presidente de la república sino prácticamente de toda la institucionalidad pública es el régimen de excepción. (…) Pero es sorprendente que el 75 % (de los que opinaron) no conoce los derechos que suspende ese estado de excepción y los que menos conocen esos derechos son los que mejor califican el régimen de excepción», explicó Omar Serrano, vicerrector de Proyección Social de la universidad encuestadora.
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El régimen de excepción, al que Bukele ha publicitado como «Guerra contra las pandillas», dio inicio el 27 de marzo de 2022 y ha dejado al menos 68.000 personas capturadas por agrupaciones ilícitas en maras o pandillas. Al menos 5.000 han sido liberados por no probárseles el delito. El resto permanece en varios penales del país, entre ellos, el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), la nueva megacárcel para 40.000 reos inaugurada este año.
Previo al aniversario de mandato de Bukele, el gabinete de Seguridad ha mantenido en la conversación pública el régimen de excepción como una «ofensiva» contra remanentes de pandillas; capturando con ello a varios miembros de maras que aún se mantenían escondidos en algunas comunidades del país.
«La población salvadoreña ahora es testigo que las percepciones de la seguridad pública han sido bastante positivas y la seguridad que están demandando los mismos salvadoreños es una realidad», aseguró el director de la Policía de El Salvador, Mauricio Arriaza Chicas, el 29 de mayo, cuando se lanzó el operativo.
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Pero el precio por la anhelada seguridad en El Salvador ha sido, en el último año, al menos 3.491 personas vulneradas en sus derechos. La mayoría por detenciones arbitrarias y allanamiento ilegal de la morada, según un informe de la organización de derechos humanos Cristosal, con sede en San Salvador, publicado el 29 de mayo.
En ese informe, la organización asegura que al menos 153 personas detenidas durante el régimen de excepción murieron bajo la custodia del Estado. Ninguno había sido declarado culpable del delito que se les atribuía cuando las detuvieron.
Bukele ha reiterado sus críticas contra los que fustigan sus políticas contra los padilleros y ha expresado: «Los derechos humanos de la gente honrada son más importantes que los de los delincuentes».
A mediados de mayo, Bukele lanzó un mensaje contra los organismos de derechos humanos y la comunidad internacional, en el contexto del asesinato de un policía a manos presuntamente de un pandillero.
«Que sepan todas las ONGs de derechos humanos, que vamos a arrasar con estos malditos asesinos y sus colaboradores, los meteremos en prisión y no saldrán jamás. No nos importan sus reportajes lastimeros, sus periodistas prepago, sus políticos marionetas, ni su famosa comunidad internacional, que jamás se preocupó por nuestra gente», afirmó Bukele en Twitter.
Reelección, a las puertas
El Salvador celebrará las elecciones presidenciales y legislativas en 2024. Y Bukele, a quien solo le queda un año de mandato, anunció que se lanzará a la reelección presidencial con la venia de la nueva Corte Suprema de Justicia y el apoyo popular, a pesar de que la reelección está prohibida en la Constitución salvadoreña.
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«La reelección inmediata no es posible según la Constitución, pero los magistrados elegidos por sus diputados reinterpretaron una sentencia y le allanaron el camino al presidente. Lo legal es que si él (Bukele) quiere volver a ser presidente debe esperar 10 años, pero ya dijo que no lo hará. Claro, el régimen de excepción lo ha hecho tan popular que la gente ignorará que es inconstitucional su reelección», dijo a la Voz de América, el abogado Alejandro González.
La decisión de Bukele, de continuar al frente del gobierno, ha hecho que algunas organizaciones de la sociedad civil y partidos políticos piensen en presentar una candidatura única que busque hacerle frente a la influencia del mandatario en las elecciones. Sin embargo, aún no hay un consenso.
«Que esto se vaya a traducir en una formula presidencial única, no lo sé. Creo que dependerá de los procesos internos que todos los partidos políticos estamos teniendo. Al menos Nuestro Tiempo tiene las puertas abiertas a organizaciones de sociedad vicil para ver si nos ponemos de acuerdo con una formula presidencial ciudadana», explicó a los medios Andy Failer, presidente del partido político Nuestro Tiempo.
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La iniciativa es conocida como «Sumar por El Salvador», la cual fue creada por organizaciones civiles y fundaciones tras el amago de golpe de Estado de Bukele al anterior Congreso en febrero de 2020. La iniciativa ya dio a conocer su apoyo a una fórmula presidencial.
Mientras, Bukele mantiene el favor de la población apostándole a medidas sobresalientes como la seguridad en el país. Bajándole volumen a una decisión económica como fue el Bitcoin que, a pesar de que es ley, no logra adaptarse a la forma de pago de los salvadoreños. Con Información e Imagen del aliado informativo; la Voz de América (VOA)
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